lunes, 27 de diciembre de 2010

¿Merecemos o no merecemos?

¿Por qué hay tantos accidentes trágicos, desastres crueles, muertes inesperadas?
            Nadie merece cosa alguna de parte de Dios. Dios es Santo, puro, perfecto y todos nosotros somos pecadores, impuros e imperfectos. Por esta razón se puede notar que hay una gran distancia que nos separa del Altísimo y nadie está apto a tener acceso a El.
            Pero Dios en su infinita misericordia, trazó un plan para que nosotros pecadores por peor que fuéramos, pudiéramos ser merecedores de Su atención y bendiciones.
            La Fe, es el único canal que nos conecta y nos hace merecedor de las promesas de Dios. No la fe teórica, mas la fe puesta en práctica. Teóricamente todo el mundo cree en Dios. Muchos hasta creen en Jesucristo como Salvador, creen en Su Palabra, en los profetas, en la iglesia, pero no asumen esa creencia con obediencia.  Y como la fe exige obediencia, actitud, acción, se torna difícil para este tipo de persona tomar posesión de las promesas divinas. ¡Ha! La Biblia enseña que no debo robar, no debo mentir, adulterar y también que debo perdonar a mis enemigos, ha eso no, eso yo no concordé. Esta es la razón por que muchos creen en Dios, predican en las plazas, conocen toda la Biblia, pero tienen una vida mezquina. El problema está en la fe sin obras.
            La fe sin obediencia puede hasta funcionar como fue el caso del ladrón que estaba al lado de Nuestro Señor Jesucristo en la Cruz, que en la hora de su muerte obtuvo la Salvación. Pero en la vida diaria, es necesario usar la fe para conquistar sus beneficios y sobretodo la Salvación del alma. Nosotros un día moriremos, pero el alma no muere jamás, su alma nunca se apagará. La Palabra de Dios nos enseña que su alma regresará para Dios o permanecerá en un lugar de tormento por toda la Eternidad. ¿Sabe lo que es eso? Un lugar donde habrá lloro y crujir de dientes, un lugar sin descanso para su alma por toda la Eternidad.
            Ponga mucha atención, la obediencia a la Palabra de Dios es la práctica de la fe. Si usted no obedece, usted pagará o quizá ya este pagando el precio de la desobediencia. La práctica de la fe torna el pecador merecedor delante de Dios. En Su Palabra está escrito: Mi justo vivirá por fe. El Reino de Dios es disciplina, obediencia eso es FE.
            Por eso tanta desgracia, tristeza, escándalos lamentables, engaño en las religiones, catástrofes, la maldad impera en la faz de la tierra.
           Todo eso es por falta de obediencia a la Palabra de Dios. Fe puesta en práctica, eso es lo que falta. No reclame a Dios cuando usted sufre, piense antes si usted está viviendo la fe, obedeciendo su Palabra.

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